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3dfed10e XL |
1 | En el piso bajo de la izquierda de una humilde pero graciosa y limpia |
2 | casa de la calle de Preciados, calle muy estrecha y retorcida en aquel | |
3 | entonces, y teatro de la refriega en tal momento, vivían[13] solas, esto | |
4 | es, sin la compañía de hombre ninguno, tres buenas y piadosas[14] | |
5 | mujeres, que mucho se diferenciaban entre sí en cuanto al ser físico y | |
6 | estado social, puesto que éranse que se eran[15] una señora mayor, | |
7 | viuda, guipuzcoana, de aspecto grave y distinguido; una hija suya, | |
8 | joven, soltera, natural de Madrid, y bastante guapa, aunque de tipo | |
9 | diferente al de la madre (lo cual daba a entender que había salido en | |
10 | todo a su padre),[16] y una doméstica,[17] imposible de filiar o | |
11 | describir, sin edad, figura ni casi sexo determinables, bautizada, hasta | |
12 | cierto punto,[18] en Mondoñedo, y a la cual ya hemos hecho demasiado | |
13 | favor (como también se lo hizo aquel señor Cura) con reconocer que | |
14 | pertenecía a la especie humana... | |
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16 | La mencionada joven parecía el símbolo o representación, viva y con | |
17 | faldas,[19] del sentido común: tal equilibrio había entre su hermosura | |
18 | y su naturalidad, entre su elegancia y su sencillez, entre su gracia y | |
19 | su modestia. Facilísimo[20] era que pasase inadvertida por la vía | |
20 | pública, sin alborotar a los galanteadores de oficio, pero imposible que | |
21 | nadie dejara de admirarla[21] y de prendarse de sus múltiples | |
22 | encantos,[22] luego que fijase en ella la atención.[23] | |
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24 | No era, no (o, por mejor decir, no quería ser), una de esas beldades | |
25 | llamativas, aparatosas, fulminantes, que atraen todas las miradas no | |
26 | bien se presentan en un salón, teatro, o paseo, y que comprometen o | |
27 | anulan al pobrete que las acompaña, sea novio, sea marido, sea padre, | |
28 | sea el mismísimo Preste Juan de las Indias...[24] Era un conjunto sabio | |
29 | y armónico de perfecciones físicas y morales, cuya prodigiosa | |
30 | regularidad no entusiasmaba al pronto, como no entusiasman la paz y el | |
31 | orden; o como acontece con los monumentos bien proporcionados, donde | |
32 | nada nos choca ni maravilla hasta que[25] formamos juicio de que,[26] si | |
33 | todo resulta llano, fácil y natural, consiste en que todo es igualmente | |
34 | bello. Dijérase[27] que aquella diosa honrada de la clase media había | |
35 | estudiado su modo de vestirse, de peinarse, de mirar, de moverse, de | |
36 | conllevar, en fin, los tesoros de su espléndida juventud, en tal forma y | |
37 | manera, que no se la creyese pagada[28] de sí misma, ni presuntuosa, ni | |
38 | incitante, sino muy diferente de las deidades por casar que hacen feria | |
39 | de sus hechizos y van por esas calles[29] de Dios diciendo a todo el | |
40 | mundo: _Esta casa se vende... o se alquila_. | |
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42 | Pero no nos detengamos en floreos ni dibujos,[30] que es mucho lo que | |
43 | tenemos que referir, y poquísimo el tiempo de que disponemos. |